
Uno de los libros que estoy leyendo actualmente, Esquema de la política exterior argentina, de Gustavo Ferrari, merece una serie de reflexiones y citas. Para empezar, se trata de un libro editado por Eudeba hace ya 27 años, en plena dictadura militar, razón por la cual su análisis está reducido hasta 1976.
Se compone de cuatro valiosos textos sobre el particular:
1. Constantes de la política exterior argentina
2. Esquema de la política exterior argentina
3. La política exterior argentina a través de la bibliografía general, y
4. El primer embajador argentino.
El más importante y el más estudiado de los cuatro es, sin dudas, el segundo. Se trata de un rápido repaso de la historia diplomática argentina a través de sus diferentes etapas, muy utilizado en las bibliografías universitarias de Relaciones Internacionales.
Con respecto al primer artículo, las constantes de la política exterior de nuestro país identificadas por el autor son las siguientes:
a) Pacifismo
b) Aislacionismo
c) Evasión por medio del derecho
d) Moralismo
e) Europeísmo y oposición a los Estados Unidos
f) Desmembración territorial
Estas características ilustran el relacionamiento argentino con el mundo, su inserción internacional, cambiante según la época que se analice, pero siempre con el mismo protagonista -el autor no lo dice- que es la clase terrateniente.
El segundo escrito repasa los hechos salientes de la zigzagueante política exterior nacional -aunque algunos especialistas afirman que existe una línea conductora basada en la clase política que elabora una política internacional a su medida. Algunos de estos momentos son: las rivalidades anglo-españolas del siglo XVIII, la búsqueda del reconocimiento exterior por parte de los revolucionarios de Mayo, la influencia británica, la cuestión Malvinas, la política exterior de Rosas, los diferentes significados de la expresión "política continental" a través del tiempo, los conflictos territoriales con Chile y los Pactos de Mayo, la competencia con Brasil por el liderazgo sudamericano, las conferencias panamericanas, la doctrina Drago, la política del ABC, la confrontación con Estados Unidos, la neutralidad adoptada en la Primera y en la Segunda Guerra (por motivos diferentes), la Sociedad de Naciones, el Pacto Roca-Runciman, el camino seguido hasta la firma del Acta de Chapultepec que colocaría a Argentina en una nueva relación con Estados Unidos y el escenario internacional.
Un largo camino parece ser el que siguió nuestro país en materia exterior, aunque no siempre haya tenido una clara conciencia realista en su relacionamiento con las potencias. Moralismo, idealismo, renuncia territorial, oportunismo...
Hay una parte en la que el autor va recorriendo la bibliografía existente sobre política exterior argentina en general, y allí cita a Ricardo Callet-Bois, entre tantos otros, quien con dureza indica lo que a su parecer se pone de manifiesto en el estudio de esta área: "1) la falta casi total de conocimientos acerca del terreno disputado y de los antecedentes históricos respectivos; 2) la falta de preparación, en general, de los diplomáticos que intervinieron en las ásperas y difíciles negociaciones provocadas por la discusión de problemas de límites; 3) el país ha carecido de objetivos precisos en su política exterior; 4) cuestiones de gran trascendencia para la nación, vitales muchas veces, se vieron, en más de una ocasión, pospuestas porque sus negociadores, por encima del interés de la nación, prefirieron cuidar, con celo digno de mejor causa, su porvenir político"...
Un cuadro devastador, francamente.
Aunque hay que decir que se está trabajando desde la Cancillería para cambiarlo: la labor que se sigue desde la creación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) , dirigido actualmente por el Embajador Horacio Basabe, apunta a crear un cuerpo de profesionales en la política exterior, capacitados en diversas áreas e idiomas.
Se compone de cuatro valiosos textos sobre el particular:
1. Constantes de la política exterior argentina
2. Esquema de la política exterior argentina
3. La política exterior argentina a través de la bibliografía general, y
4. El primer embajador argentino.
El más importante y el más estudiado de los cuatro es, sin dudas, el segundo. Se trata de un rápido repaso de la historia diplomática argentina a través de sus diferentes etapas, muy utilizado en las bibliografías universitarias de Relaciones Internacionales.
Con respecto al primer artículo, las constantes de la política exterior de nuestro país identificadas por el autor son las siguientes:
a) Pacifismo
b) Aislacionismo
c) Evasión por medio del derecho
d) Moralismo
e) Europeísmo y oposición a los Estados Unidos
f) Desmembración territorial
Estas características ilustran el relacionamiento argentino con el mundo, su inserción internacional, cambiante según la época que se analice, pero siempre con el mismo protagonista -el autor no lo dice- que es la clase terrateniente.
El segundo escrito repasa los hechos salientes de la zigzagueante política exterior nacional -aunque algunos especialistas afirman que existe una línea conductora basada en la clase política que elabora una política internacional a su medida. Algunos de estos momentos son: las rivalidades anglo-españolas del siglo XVIII, la búsqueda del reconocimiento exterior por parte de los revolucionarios de Mayo, la influencia británica, la cuestión Malvinas, la política exterior de Rosas, los diferentes significados de la expresión "política continental" a través del tiempo, los conflictos territoriales con Chile y los Pactos de Mayo, la competencia con Brasil por el liderazgo sudamericano, las conferencias panamericanas, la doctrina Drago, la política del ABC, la confrontación con Estados Unidos, la neutralidad adoptada en la Primera y en la Segunda Guerra (por motivos diferentes), la Sociedad de Naciones, el Pacto Roca-Runciman, el camino seguido hasta la firma del Acta de Chapultepec que colocaría a Argentina en una nueva relación con Estados Unidos y el escenario internacional.
Un largo camino parece ser el que siguió nuestro país en materia exterior, aunque no siempre haya tenido una clara conciencia realista en su relacionamiento con las potencias. Moralismo, idealismo, renuncia territorial, oportunismo...
Hay una parte en la que el autor va recorriendo la bibliografía existente sobre política exterior argentina en general, y allí cita a Ricardo Callet-Bois, entre tantos otros, quien con dureza indica lo que a su parecer se pone de manifiesto en el estudio de esta área: "1) la falta casi total de conocimientos acerca del terreno disputado y de los antecedentes históricos respectivos; 2) la falta de preparación, en general, de los diplomáticos que intervinieron en las ásperas y difíciles negociaciones provocadas por la discusión de problemas de límites; 3) el país ha carecido de objetivos precisos en su política exterior; 4) cuestiones de gran trascendencia para la nación, vitales muchas veces, se vieron, en más de una ocasión, pospuestas porque sus negociadores, por encima del interés de la nación, prefirieron cuidar, con celo digno de mejor causa, su porvenir político"...
Un cuadro devastador, francamente.
Aunque hay que decir que se está trabajando desde la Cancillería para cambiarlo: la labor que se sigue desde la creación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) , dirigido actualmente por el Embajador Horacio Basabe, apunta a crear un cuerpo de profesionales en la política exterior, capacitados en diversas áreas e idiomas.
Sin duda que el trabajo que tiene que llevar adelante es duro, pero a su favor puede destacarse como aliciente, el momento internacional que le toca vivir a nuestro país, favorecido ampliamente por ser un productor de alimentos, en creciente demanda por los países industrializados y principalmente por los llamados "emergentes", como se los califica a India, Rusia y China.
Como todos los argentinos, espero que el conflicto que envuelve al campo y al gobierno tenga una solución que permita al país sacar provecho de este momento histórico, una oportunidad como pocas de inserción internacional exitosa.
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